Ronaldinho fue premiado el pasado lunes con el Balón de oro. Y la verdad es que muy pocos discuten que el brasileño sea el ganador de este galardón, ya que tanto en su equipo, el barça, como en la "seleçao", ha demostrado partido a partido que es, en estos momentos, el mejor jugador del mundo. La temporada pasada, Ronaldinho estuvo a un nivel espectacular, y contribuyó en gran medida, a que barça conquistara la liga, después de cinco años sin titulos. En la Champions, el astro brasileño mostró a toda Europa su gran calidad. Prueva de ello son los dos golazos que dejó para el recuerdo de los amantes del buen futbol. El primero se lo hizo al Milan en el Camp Nou, en la liguilla previa. Después de irse con una insultante facilidad de dos de los mejores zagueros de Europa, Nesta i Stam, el brasileño enganchó un disparo con la izquierda ( su pierna menos buena), que se coló en la escuadra de la porteria de un Dida que nada pudo hacer para evitar el golazo de su compatriota. La segunda joya con la que el brasileño nos deleitó fue en octavos de final en Stamford Bridge, contra el Chelsea. Después de un mal inicio de partido de los blaugrana (los blues se pusieron con un 3-0 en el inicio del encuentro), apareció la calidad de Ronaldinho, y desde la frontal del área, con Carvalho a muy poca distancia, el crack levantó la cabeza y con un disparo con el exterior del pie derecho, hizo subir al marcador un auténtico golazo.
Pero si la temporada anterior, Ronaldinho estuvo a un gran nivel, podemos decir que el inicio de esta es , si cabe, aún más espectacular. Y es que en cada partido deja patente su gran calidad técnica, su potencia, su velocidad, su disparo...Por si alguien aún tenia alguna duda de si realmente el brasileño es el mejor jugador del mundo, este se encargó de reivindicarse en el clásico contra el eterno rival, el R.Madrid, en el que con dos golazos y una exhibición de buen futbol, destrozó a los Salgado, Helguera, Sergio Ramos i compañía.
Así pues el jugador del Barcelona, con 225 puntos superó a Frank Lampard (148), del Chelsea, y a Steven Gerrard (142), del Liverpool, y sucede en el palmarés del premio a Andrei Shevchenko, el flamante delantero del Milán, que en esta edición de la Pelota de Oro ha acabado quinto con 33 puntos. La gala se caracterizó por su emoción, y es que el crack no pudo contener las lágrimas al notar el sincero abrazo de su madre, que como a él, le invadia la emoción y el orgullo al ver que su hijo, ese niño que empezó a jugar al futbol con su perro y sorteando los muebles de su humilde casa, se había convertido en el mejor jugador del mundo.
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